Y 5 cosas que me gustaría haber sabido antes de empezar.
Mi trabajo como tatuadora empezó como una simple curiosidad. Mi papá siempre ha tenido muchos tatuajes, así que nunca sentí un estigma o un prejuicio si no todo lo contrario; mi gusto por el arte y el diseño me llevaron a pensar en todos los campos a los que me podría dedicar.
Sin embargo, no encontraba algo que me llamara al 100%. Probé con diseño, ilustración, animación, pero siempre sentí que necesitaba ese factor extra que me motivara, que me hiciera sentir activa, que le diera ese algo ✨extra✨ a trabajar, y eso para mí fue el tatuaje.
Comencé a practicar (como todos) en cualquier fruta que se me cruzara y que me sirviera. Compré kilos y kilos de naranjas y, como muchos, usaba el material que podía comprar. Ahora que ya llevo casi 2 años desde que inicié formalmente, sé muy bien que mi técnica no era la mejor y que el material SÍ afecta en qué tan bien se realiza un tatuaje, pero de no haber sido por esa espinita que me quería quitar probablemente no habría llegado a donde estoy ahora.
Por eso, les comparto 5 cosas que me habría gustado saber y que pueden ser de ayuda para todos aquellos que empiezan a tener la misma espinita que yo alguna vez tuve:
1. Se puede aprender solo, pero no hay nada como tener un (buen) mentor.
Después de mucha observación llegué a la conclusión de que muchos (si no es que todos) los tatuadores que he conocido aprenden de manera visual.
Si bien actualmente hay muchos lugares donde se puede encontrar información sobre máquinas, tintas, diseño, etc., lo mejor siempre va a ser aprender de alguien con más experiencia que te pueda compartir no solo lo técnico, también lo que solo se aprende desde lo vivido (¡vas a aprender muchos tips y trucos!).
2. ¡Siempre vas a estar dibujando!
Ya sean diseños chiquitos o dibujos propios, dibujar es esencial para poder estar en la industria. Siempre se puede aprender sobre composición y diseño, pero el gusto por el dibujo no se puede conseguir tan fácil.
3. Puede ser muy demandante.
Tatuar es un trabajo cansado, y también hay cosas para aprender y no morir en el intento. Desde una postura adecuada para proteger la espalda y las manos, hasta cómo lidiar con clientes complicados (nadie se salva), es importante saber que es pesado tanto en lo físico como en lo psicológico, y saber también cómo lidiar con ello.
4. Los tatuajes pueden ser terapéuticos.
Casi siempre hay una historia detrás de un tatuaje, y si bien muchas personas lo hacen “sólo porque sí”, también existe otro gran porcentaje que buscan tatuajes con significado. Por esto, es muy importante saber que sí, estás tratando con clientes, pero sobre todo con personas que buscan representar un sentimiento en su piel para siempre.
5. El proceso no es lineal… y te va a costar mucho.
Aprender a tatuar no es igual para todos. Va a haber personas a las que se les facilite mucho y tu avance va a ser proporcional al esfuerzo que le pongas y el tiempo que le dediques.
Dicho esto, aprender cosas nuevas va a sentirse como empezar desde cero, y es normal.
No compares tu avance con nadie más que con tu yo del pasado, pero sí ve a tus compañeros tatuadores como motivación, y de ser posible, como una guía para poder seguir avanzando.
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